MEMÒRIA HISTÒRICA.
FITXES DE MILITANTS.
71: FREDERIC OLIVÉ MAÑAS
Así pues, el PSUC llegó al año 1956
con una organización muy recuperada y en expansión, aunque las estructuras de
las células de las empresas eran muy débiles y la capacidad de organización de
protestas laborales precaria. Aún
así, en abril de 1956, varias empresas del metal y del textil catalán fueron a
la huelga siguiendo el ejemplo de los mineros asturianos, lo que tuvo como
consecuencia las detenciones de los incipientes líderes obreros entre los
cuales estaban los que formaban las células de ENASA y de La Maquinista
Terrestre y Marítima lo que a su vez provocó la huida a Francia de Senserrich,
que mantenía las relaciones orgánicas con las células de estas dos empresas.
Para sustituirlo, Núñez incorporó a la dirección local a Martínez Arcos a quien
responsabilizó de la propaganda y del contacto con la organización local de
Terrassa. Fue
a partir de este momento que el PSUC consiguió la máxima expansión en la ciudad
de Barcelona. Por una parte, se produjo un incremento de los militantes de las
células de empresa: a la célula de la España Industrial se incorporaron Andrés
Vera Guerra –como responsable a partir del verano de 1956- y Serafín García
Guía, contando además con el anteriormente citado Antonio Fernández González.
En la empresa Vila S.A., José Bravo era el responsable de la célula y contaba
–además de los ya citados Lloret y Bonet- con Francisco Pastor Francés,
Francisco Costa Ribas –responsable de propaganda-, Josep Saura Capell y
Francisco Balaguer Blanxart, éste último director de la empresa que tenía
contacto directo con Miguel Núñez quien les pasaba para repartir ejemplares de TREBALL y MUNDO OBRERO que venían de Francia. Tenían además una multicopista
con la que editaban propaganda, opúsculos, octavillas, etc. La célula de Can
Batlló creada por Felipe Cruz se había ampliado con Mariano Vives Esteve –que
era su responsable-, Lucas Morales García, Ángel Sancho Espallargas, Carlos
Pérez Pons, Telesforo Zabala Hortas y Atilano García Martín que era Vocal de
Jurado de su empresa.
Keyer consiguió formar un comité del
textil con Atilano García, José Bravo y Andrés Vera. Keyer y García se ocupaban
de la organización y Bravo y Vera de la propaganda. Tenían como punto de
reunión el piso de Keyer y el de otros colaboradores como Andera Pereiro, Pura
de la Aldea, Margarita y Raquel Bonet o Enriqueta Montoro. Keyer además era el
enlace entre el comité de dirección del textil y la dirección política del
partido.
En el sector del metal, las
detenciones a raíz de las huelgas de abril de 1956 frenaron el progreso de la
organización. En ENASA, el relevo lo cogió Albert Badia Mur quien únicamente
sufrió una detención administrativa de cuarenta días ya que fue considerado un
simple huelguista sin ninguna militancia política demostrable,
juntamente con Pedro Lara Moreno, Vicenç Faus Abad, Daniel Arnau Torres, Pompeu
Galindo Nieves y de nuevo Antonio Mullor después que fue liberado en noviembre
de 1956. Por
su parte, Martínez Arcos responsabilizó a Ángel Lopezosa de las relaciones con
la célula de La Maquinista Terrestre y Marítima cuyo responsable era desde el
mes de abril de 1956 Julián José Piñero –incorporado por Badia después de
haberlo conocido en la cárcel- y estaba formada por José Botía Rodríguez, Angel
Dolera Ibáñez y Francisco Vallejo Otón.
No sólo se organizaron células de
empresa, si no que la labor de captación fue eficiente y en cada una de las
empresas en las que había organizada una célula existía también un numero
indeterminado de afiliados que cotizaban al partido y recibían la prensa
clandestina.
Además durante el verano de 1956, el
partido amplió su organización a los estudiantes universitarios formándose una
célula del PSUC en la universidad de Barcelona con personas como Octavi
Pellissa, Lluís Goytisolo o Jordi Solé Tura y otra entre los sectores
intelectuales con el abogado Francesc Vicens, el ingeniero óptico Cristóbal
Garrigosa o los escritores Víctor Mora y Juan José Mira. Además, existía otro
grupo de gente que ofrecía su apoyo al partido imprimiendo la propaganda,
repartiéndola, haciendo de enlace entre los diferentes grupos organizados y la
dirección o poniendo a disposición del partido sus viviendas para celebrar
reuniones clandestinas
A causa de una enfermedad, la
dirección del partido en el exilio, decidió que Miguel Núñez abandonara
Barcelona y fuera sustituido por Emilià Fàbregas que
llegó a la ciudad en noviembre de 1956. Núñez le puso en contacto con el resto
de la dirección política del partido –Joan Keyer y Manuel Martínez Arcos- y con
toda la organización de la ciudad, estableciendo relaciones directas con los
miembros del comité del textil –Andrés Vera, Atilano García y José Bravo-, con
Frederic Olivé .responsable de las empresas del metal y a quien Fàbregas
incorporó a la dirección política- y con Francesc Vicens, Víctor Mora,
Cristóbal Garrigosa y Francisco Balaguer.
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